sábado, 1 de junio de 2013

los 7 saberes de Edgar Morin

Los siete saberes necesarios para la educación del futuro fue Editado en el 2001, en Barcelona-España, por la editorial Paidós, (143 páginas). La intención de estas ideas, en expresión del propio Morín, fue suscitar un debate que contribuya a ayudar a los educadores y dirigentes a explicar su propio pensamiento acerca de cómo orientar la educación hacia un desarrollo sostenible. Para Morín el asunto está en siete saberes fundamentales que el hombre ha conocido y descuidado y que requiere retomar para alcanzar promover valores y principios en educación que hagan posible optimizar la formación humana ante los retos del siglo XXI. Los aportes del contexto teórico de Morín son saberes que parecen de sentido común, que se dan por conocidos y evidentes y que sin embargo son desconocidos o no entendidos en la medida necesaria, no interiorizados como objetivos educativos cuando, en realidad, es lo más básico que necesitamos saber para que nuestra relación con nosotros mismos, con la sociedad y con el mundo sean beneficiosas y saludables para los tres aspectos indisolubles que son individuo, sociedad y mundo. De estos saberes se puede expresar:

  SABER N°1- LAS CEGUERAS DEL CONOCIMIENTO: EL ERROR Y LA ILUSIÓN. Morín inicia sus reflexiones cuestionando la educación en razón de que no ha proyectado sus instrumentos persuasivos en motivar a las personas a conocer “que es conocer”, es decir, la persona va comprendiendo la vida y sus relaciones como producto de ideas vagas y superficiales, no atendiendo a interpretar la realidad por sí misma. Es necesario desarrollar un estudio de las características biológicas y humanas de los procesos mentales del hombre para ver el entorno y sus relaciones con certeza y no con ilusiones; ya que la mente por si sola está conectada con la realidad exterior (en sólo un 2%). De ahí que se produzcan errores en la percepción, sumados al error intelectual. La mente no es pasiva con respecto a los estímulos que llegan a ella, si no que actúa sobre ellos acomodándolos a sus esquemas para hacerlos inteligibles. Al igual que a la hora de expresar las ideas, esto lo hacemos mediante palabras, conceptos que es imposible que expresen en su totalidad un significado, una idea.

  SABER N° 2: LOS PRINCIPIOS DE UN CONOCIMIENTO PERTINENTE. En donde se destaca que el papel del conocimiento es apreciar el entorno y sus relaciones de forma integral y global, en el que el ser humano sea no sólo capaz de identificar los objetos, sino aprender de ellos y de su lugar en el marco de la naturaleza. Morín motiva a los educadores a desarrollar la aptitud natural de la inteligencia humana, la cual no es otra que la ubicación de las informaciones en un sistema de interrelaciones que le dé sentido de pertenencia con el todo, pero que a la vez devele la profundidad y razón de ser de las partes. Si bien Morín deja en claro la necesidad de hacer del conocimiento una opción consciente y temporalmente oportuna con las necesidades humanas, de igual manera, la educación del futuro debe saber estimular a la mente para la solución de problemas, estimular la curiosidad, básica para el descubrimiento, debe empujar a la mente a utilizar los conocimientos que posee superando las contradicciones, la dispersión y disgregación de los conocimientos a la que nos hemos visto llevados por la especialización. Debemos conseguir una visión global del mundo, pero sin olvidar las partes. El no ver lo global nos lleva a perder el sentimiento de responsabilidad que tenemos nosotros como partes del mundo y de lo que le pase a este.

 SABER N° 3: ENSEÑAR LA CONDICIÓN HUMANA. La condición humana es básicamente, la animalidad y la humanidad que nos conforma. El hombre está compuesto por dos principios; uno biofísico y otro psicocultural, que se remiten uno al otro. Cómo seres humanos y parte del mundo, llevamos el mundo inscrito en nosotros, aunque nuestro pensamiento y nuestra conciencia nos alejan del mundo físico, al permitirnos conocerlo como algo ajeno a nosotros. El considerar el universo científicamente nos aleja de él, cuando en realidad somos producto del mismo. Esta es una reflexión acerca de lo que es el hombre en su total dimensión: “El ser humano es a la vez físico, biológico, psíquico, cultural, social e histórico”, expresa Morín, advirtiendo que en toda esa composición del hombre, está dispersa la educación a través de las disciplinas, impidiendo una verdadera unidad que permita reunir y organizar los conocimientos dispersos en las ciencias de la naturaleza, las ciencias humanas, la literatura, la filosofía, entre otras. Lo que destaca Morín aquí, es que la unión entre la unidad y la diversidad de todo, es lo que se traduce en la condición humana.  SABER N°4: ENSEÑAR LA IDENTIDAD TERRENAL. Hemos hablado de la condición humana en el mundo, pero no podemos olvidar la condición del mundo humano .Debemos actuar y pensar en consecuencia con el conocimiento de que somos parte de un todo, aunque cuánto más inmersos en ese todo nos encontramos más nos cuesta observarlo en su totalidad. Esto responde a la necesidad de que el hombre conozca su lugar en el universo. El ser humano del siglo XXI no podrá entender su realidad sólo comprendiendo su condición humana, sino interpretando, e internalizando la condición del mundo que hoy se muestra en una era planetaria, cuya fase actual es la mundialización. A lo largo de la explicación que da acerca de este saber, Morín habla de la necesidad de un pensamiento policéntrico, que tenga la condición de un universalismo no abstracto, sino consciente de la unidad-diversidad de la condición humana. Un pensamiento que siendo alimentado por las culturas humanas respete sus límites individuales y profundice sus lazos comunicantes.

 SABER N° 5: AFRONTAR LAS INCERTIDUMBRES. El progreso es posible pero es incierto. Querer eliminar la incertidumbre es una enfermedad de nuestra mente .La educación del futuro debe enseñarnos que el futuro es abierto e impredecible, aunque tomar conciencia de esto, de que la historia no sigue unos caminos predecibles, conlleva el derrumbamiento del mito del progreso, de la omnisciencia del hombre. Es posible el progreso, pero no podemos predecirlo. Es por ello que la educación, como sistema, debe preocupe más por comprender el campo de las incertidumbres, pero desde la óptica de la certeza; es decir, que el educador asuma la responsabilidad de generar estrategias alternativas ante los acontecimientos o hechos inesperados, muy a la par de poner en práctica el liderazgo transformacional para enfrentar con plenitud los cambios.

  SABER N°6: ENSEÑAR LA COMPRENSIÓN. A pesar de estar en un mundo cada vez más comunicado e interdependiente, la incomprensión sigue estando presente de manera preocupante, siendo la causa de muchos de los grandes problemas de todos los siglos. Está claro que la comunicación por sí misma no conlleva comprensión. Esta viene dada por la inteligibilidad de la información y por una explicación objetiva del hecho o cosa a conocer, pero principalmente para una comprensión verdadera es necesaria la empatía, debe llevarse a cabo un proceso de identificación y de proyección de mí mismo hacia el otro, y del otro hacia mí. Esta es la es la respuesta a la necesidad de que el ser humano aprecie con sus sentidos el conocimiento y no se quede en superficialidades. El diálogo es una vía expedita para que el hombre cultive su intelecto y comprenda la heterogeneidad y complejidad de su mundo. A pesar de existir, hoy más que nunca una profunda amplitud en el ámbito de la información y la comunicación, hay debilidad en la comprensión de los mensajes, por ello es preciso enseñar a comprender, a eliminar el egoísmo propio de los hombres y transmitir eficientemente el conocimiento, de ese modo se eleva la moral en las relaciones humanas y se superan los obstáculos propios de la condición de imperfección de los hombres.

  SABER N° 7: LA ÉTICA DEL GÉNERO HUMANO. Además de las éticas particulares, la enseñanza de una ética válida para todo el género humano es una exigencia de nuestro tiempo. Aquí, Morín volvió a presentar en su concepción compleja, la triada individuo-sociedad-especie como base para enseñar la ética venidera.Este saber tiene explícita relación con el cumplimiento del deber de enseñar a comprender: la educación debe conducir a un proceso constante de interacción y comunicación entre el individuo, la sociedad y la especie; es por ello que, cada ser humano lleva en sí mismo esa triple realidad de la que debe ser consciente, remarcándose la condición de dos finalidades ético-políticas inherentes al hombre y a su circunstancia: una, el establecimiento de una relación de control mutuo entre la sociedad y los individuos, teniendo como estructura expedita el sistema democrático y otra, concebir la condición humana como comunidad planetaria, en la cual ya no sólo es importante lo terrestre como influencia en el hombre, sino el universo como potencialidad compleja e incierta de nuevos escenarios humanos. Para finalizar se puede decir que “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”, es una muestra del discurso filosófico, poético de uno de los pensadores más agudos de la actualidad, ya que Morín postula cambios concretos en el sistema educativo, desde la etapa de primaria hasta la universidad, ya que su propuesta no fue un esquema concebido como receta mágica, sino algo que aspiraba que entrara hasta la última de nuestras células para que reaccionáramos y fijáramos nuestra atención sobre esos detalles que por su simplicidad y cotidianidad pasan desapercibidos ante los ojos de los investigadores.

 FUENTE: AMADA JIMENEZ, ERLINDA ROSALES, MARIA MORENO

 MAESTRIA GERENCIA EDUCATIVA SABANETA

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